lunes, 10 de mayo de 2010

La llegada de los inmigrantes

Desde distintas partes del mundo llegaron al país grupos de inmigrantes. Las colectividades se afirmaron y formaron pueblos e instituciones en los que trataron de conservar sus costumbres. En el Comienzo del siglo, el panorama democrático argentino había cambiado tras un largo periodo e inestabilidad y de luchas civiles, las instituciones comenzaban a afianzarse y desde dos décadas, atrás, se ponía en marcha un programa modernizado. Las migraciones del territorio actual de la Argentina tienen sus propias particularidades. Como es bien sabido, nuestro país es un país de inmigración como Australia, Canadá, o EE.UU y ésta ha sido constitutiva de la sociedad actual.

Los flujos de inmigrantes europeos anteriores a 1960 dejaron importantes colectividades de `extranjeros’ residentes en el país. -De acuerdo al Censo de 1991, la población total de la Argentina era entonces de 32.615.528, de los cuales 30.968.145 eran nacidos en el país y sólo 1.628.210, nacidos en otros países (menor proporción de extranjeros en la población total que en la primera mitad del siglo). De este total 817.144 eran nacidos en países de América Latina y 811.066 en países de otros continentes, mayoritariamente europeos.
En los últimos años del siglo XIX y las primeras décadas del S. XX se producen ingresos de grandes grupos inmigratorios (con preponderancia de españoles, italianos y judíos), que se radican en el interior del país, así como también en barrios de Buenos Aires.
Sucede en este período una transformación en ciertos sectores de la sociedad argentina: Mar del Plata comienza a dar sus primeros pasos como ciudad turística, Buenos Aires se hace cada vez más cosmopolita, es la época de guapos y compadritos, del tango y el lunfardo, de la danza y la canción que nació orillera y fue ascendiendo; del tranvía y del conventillo.
Se estima que el 90% de la población actual de la Argentina es descendiente de inmigrantes. La llegada al país de diversas olas migratorias obedeció a causas muy diversas, que van desde las guerras y el hambre hasta persecuciones religiosas. Lo cierto es que a principios del siglo XX, en la ciudad de Buenos Aires, de una población de 1.232.000 habitantes sólo el 54,5% eran argentinos. La inmigración sirio-libanesa en Argentina constituyó la tercer corriente inmigratoria en el país seguido de los italianos y los españoles. Más allá de las dificultades para cuantificarla, los datos indican que entre 1871 y 1880 ingresan al país 672 personas, cifra que entre 1881 y 1890 aumenta a 3.557, sin que se registren salidas, constatándose un incremento sostenido a partir de 1896 hasta fines de siglo. En 1910 ingresan casi 62 mil sirio-libaneses, y en 1912 se alcanza el punto máximo con 19.792 inmigrantes. Los años 30 muestran una baja de la inmigración aunque la llegada de nuevos paisanos fue constante. Existe una curiosidad con respecto al índice de masculinidad de nuestros inmigrantes: el mismo duplica al de otros grupos de extranjeros con una cifra de 428 en 1914. Ocupacionalmente, se los asoció en su momento a la profesión de comerciante y de comerciante ambulante. Los sirio-libaneses se caracterizaron por fundar una gran cantidad de asociaciones en todo el país, en especial culturales, sociales, benéficas y de socorros mutuos. Actualmente se estima que existen alrededor de 3.500.000 inmigrantes y descendientes de éstos viviendo a lo largo y ancho del territorio nacional.

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